Steve Jobs falleció un día como hoy hace diez años. Es cierto que no fue un santo, y tampoco per-se fue un gran ingeniero, pero lo que sí podemos decir es que fue un visionario, un hombre de negocios, un líder que cambio su época y su legado sigue vivo ahora.
¿Su empresa seguiría siendo la misma ahora si estuviera vivo? Seguramente no, era un maniático de hacer las cosas a su manera; pero su legado permanece, difícilmente desaparecerá.
A riesgo de sonar simplista, el mundo se divide entre «peceros» y «maqueros», con todo y las connotaciones positivas/negativas que conlleve. En mi caso, llevo más años usando una Mac que lo que he llegado a usar una PC y no tengo vuelta atrás: no me imagino un eco-sistema más perfecto para trabajar-estudiar-divertirse.
He aquí un video que hizo Apple y fue liberado el día de hoy, junto con una reflexión de su familia.
Denle un vistazo y «Think different».
Carta de la familia Jobs
Hace ya una década que convivimos con los sentimientos de duelo y superación. Nuestra gratitud es tan grande como nuestra pérdida.
Si bien cada uno de nosotros ha recorrido un camino diferente para encontrar consuelo, a todos nos une el amor por Steve y por todo lo que nos enseñó.
De todas las virtudes de Steve, su rol como maestro es el que ha trascendido. Nos enseñó a observar la belleza del mundo, a sentir curiosidad por las ideas innovadoras, a mirar hacia el futuro y, sobre todo, a ser lo suficientemente humildes como para mantener nuestro espíritu de principiantes.
Aún seguimos viendo muchas cosas a través de sus ojos, pero también nos enseñó a ver por nosotros mismos. Nos dio las herramientas que nos han ayudado a seguir adelante en la vida.
Una de nuestras mayores fuentes de consuelo ha sido la asociación de Steve con la belleza. Ver algo bello, como un bosque en una ladera o un objeto bien diseñado, nos recuerda su espíritu. Steve jamás perdió la fe en la belleza de la existencia, ni siquiera durante sus años de sufrimiento.
Los recuerdos no son suficientes para expresar lo que sentimos dentro de nuestros corazones: lo extrañamos inmensamente. Fuimos afortunados de haberlo tenido como esposo y como padre.
Hace ya una década que convivimos con los sentimientos de duelo y superación. Nuestra gratitud es tan grande como nuestra pérdida.
Si bien cada uno de nosotros ha recorrido un camino diferente para encontrar consuelo, a todos nos une el amor por Steve y por todo lo que nos enseñó.
De todas las virtudes de Steve, su rol como maestro es el que ha trascendido. Nos enseñó a observar la belleza del mundo, a sentir curiosidad por las ideas innovadoras, a mirar hacia el futuro y, sobre todo, a ser lo suficientemente humildes como para mantener nuestro espíritu de principiantes.
Aún seguimos viendo muchas cosas a través de sus ojos, pero también nos enseñó a ver por nosotros mismos. Nos dio las herramientas que nos han ayudado a seguir adelante en la vida.
Una de nuestras mayores fuentes de consuelo ha sido la asociación de Steve con la belleza. Ver algo bello, como un bosque en una ladera o un objeto bien diseñado, nos recuerda su espíritu. Steve jamás perdió la fe en la belleza de la existencia, ni siquiera durante sus años de sufrimiento.
Los recuerdos no son suficientes para expresar lo que sentimos dentro de nuestros corazones: lo extrañamos inmensamente. Fuimos afortunados de haberlo tenido como esposo y como padre.