Yo siempre he dicho que hay que saber vivir, pero también hay que saber morir.
Lou Reed falleció un 27 de octubre a los 71 años. Fue un músico de culto, cantante, compositor, poeta, ajeno al «mainstream» de las listas de éxitos durante sus años de mayor éxito.
En la última etapa de su vida padeció hepatitis y diabetes lo cual lo motivó a practicar taichi y medicina alternativa como apoyo a su terapia. Después de múltiples tratamientos y un trasplante de hígado finalmente le ganó el cáncer de higado en el 2013.
No hay nada más Zen que esta carta de despedida que escribió su esposa, Laurie Anderson, a manera de obituario en el periódico local de Springs, South Hampton. Nueva York.
Un homenaje a un artista que tuvo control de su vida hasta sus últimos momentos. Los invito a que la lean.
“A nuestros vecinos:
¡Qué otoño tan maravilloso! Todo reluciente y dorado y toda esa increíble luz suave. El agua nos rodea.
Durante los últimos años Lou y yo pasamos tiempo aquí, y aunque somos gente de ciudad este es nuestro hogar espiritual.
La semana pasada le prometí a Lou que lo sacaría del hospital y volveríamos a casa a Springs. ¡Y lo conseguimos!
Lou era un maestro de tai chi y pasó sus últimos días aquí feliz y deslumbrado por la belleza y el poder y dulzura de la naturaleza.
Murió el domingo por la mañana mirando a los árboles y haciendo la famosa posición 21 del tai chi con tan solo sus manos de músico moviéndose en el aire.
Lou era un príncipe y un guerrero y sé que sus canciones sobre el dolor y la belleza en el mundo llenarán a muchas personas con la extraordinaria alegría de vivir que él tenía.
Larga vida a la belleza que desciende, perdura y se adentra en todos nosotros.
Laurie Anderson
Su amante, esposa y eterna amiga”